miércoles, 3 de diciembre de 2008

Perfidia



Siempre fue una mujer soberbia. Lo triste es que el apelativo no se redujera a su aspecto físico. Su carácter difícil se hacía notar ya en su juventud, aunque restringido por una madre autoritaria. Corrían años duros de posguerra y racionamiento.
Formó una familia con un buen hombre, algo melancólico y solitario. Si antes había sido su madre la persona que le había impedido desarrollarse y formarse (era la hermana mayor de ocho vástagos), ahora era su marido, con esa falta de carácter, el origen de su profunda infelicidad.
Fruto de esa relación nacieron tres hijos, los cuales crecieron en un ambiente tenso, intoxicado por su intrigante actitud; cualquier persona ajena o no a la familia era partícipe de todo tipo de intenciones malsanas. Un fondo paranoide en el que nadie estaba a salvo de nadie. De una forma intuitiva y escalonada, fueron abandonando ese hogar prematuramente.
La bola crecía conforme envejecía; lejos de modificar su inoperante forma de ver el mundo se reafirmaba en esa conspiración universal.
Quizá la vida sin dolor, en su cabeza, no tenía sentido.

3 comentarios:

Uno dijo...

Parace que el "pellizcame para ver si estoy despierta" se lo aplicó de continuo. Que sólo el dolor le daba el pulso del día a día.

Todavia queda demasiada gente así, gente incapaz de disfurtar o que se siente mal al ser feliz.

Saludos

Coronel Mugler dijo...

Teniendo en cuenta que es prenavidad y hace un día gélido y había manifestación en Sol que me ha retenido festivamente, que la vida es breve pero el arte es largo, teniendo en cuenta que mañana será otro día y ya es hoy (por dar un toque literario) teniendo en cuenta que he madrugado y S ha hecho observaciones sobre la vida, que significan muchas cosas y que suelen configurar, ya entonces, nuestro futuro y a veces hasta lo dominan, porque realmente todo lo que hoy somos y percibimos y observamos y vemos llegar está influido por esas percepciones y observaciones hechas en nuestro camino de la escuela, aprovecho la ocasión para preguntar:
- ¿Quién quitará la perversidad?
M hace una pirueta de las suyas.
- S: yo la quito.
Y dos saltos mortales que acaban en el dorm de E.
Eres una valiente de las letras, mujercísima.

Susana dijo...

Uno
Gracias por tus comentarios.
Parece que determinadas personas confunden la "intensidad" con la calidad. Así pues llenan su vida de drama, de amores tormentosos, etc.

Coronel
Me considero aprendiz del día a día (aunque osada de las teclas. Soy agradecida, como en la canción de Violeta Parra. Ya sabes que la vida me fascina.